Sentía un cansancio abrumador. Por el momento, la prueba había terminado. La policía había visto las sábanas manchadas y sus larguísimas piernas rematadas por los zapatos rojos de tacón alto. Habían escuchado en silencio su llorosa narración del historial médico de aquel hombre, incluidos los dos ligeros ataques al corazón ocurridos antes de que se conocieran. Incluso el agente más joven -era cierto que el uniforme hacía parecer más jovenes a los policías- se había ruborizado.
Ella había murmurado algo sobre la esposa que lo esperaba en Richmond, y que todo aquello era horrible.
El policía más viejo le rogó que no se preocupara por eso, señorita, su compañero se ocuparía personalmente de dar la noticia a la señora Anstey. Fue todo lo que se sintió capaz de hacer: reprimir el deseo de dar ella misma la noticia a la viuda: Oh, y a propósito, Lorraine... sus últimas palabras fueron: "Voy a correrme, so zorra...".
Ella había murmurado algo sobre la esposa que lo esperaba en Richmond, y que todo aquello era horrible.
El policía más viejo le rogó que no se preocupara por eso, señorita, su compañero se ocuparía personalmente de dar la noticia a la señora Anstey. Fue todo lo que se sintió capaz de hacer: reprimir el deseo de dar ella misma la noticia a la viuda: Oh, y a propósito, Lorraine... sus últimas palabras fueron: "Voy a correrme, so zorra...".
¡Wow!, eso si que es ser una mujer fatal :O
ResponderEliminarSaludetes!