Fui a meterme un chute. Tardé siglos en hallar una vena buena. Mis chicas no viven tan cerca de la superficie como las de la mayoría de la gente. Cuando me llegó el cuelgue, lo saboreé. Ali tenía razón. Imagina el mejor de tus orgasmos, multiplica por veinte la sensación, y aún estás a mil putos kilómetros. Mis secos y quebradizos huesos se sienten aliviados y humedecidos por las tiernas caricias de mi hermosa heroína. La tierra se movió, y aún se mueve.
Alison me dice que debería ir a ver a Kelly, que aparentemente ha estado deprimida de verdad desde que abortó. Aunque su tono no sea realmente el de un reproche, habla como si yo tuviese algo que ver con el embarazo de Kelly y su consiguiente final.
"¿Cómo que debería ir yo a verla? No tiene nada que ver conmigo", digo a la defensiva.
"Eres amigo suyo, ¿no?"
Estoy tentado de citar a Johnny y decir que ahora somos todos conocidos. En mi cabeza suena bien: "Ahora somos todos conocidos." Parece ir más allá de mis circunstancias personales de yonqui; una brillante metáfora de nuestro tiempo. Resisto la tentación.

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