Saltó de la cama luciendo su teddy de Janet Reger, con el aspecto de una prostituta y los pensamientos de un rufián. Se miró en el espejo y pensó que aquel frágil atuendo debía cargar por lo menos con las dos terceras partes de la culpa por la temprana muerte de Charles Anstey. Eran tan previsibles los hombres, pobres criaturas; a todos sin excepción les chiflaba una buena mamada, los tacones altos y los teddies negros de Janet Reger. Si alguna vez viajaba al Amazonas y encontraba una tribu absolutamente virgen de contactos con el hombre blanco y con la revista Playboy, estaba segura de que, en cuanto lo probaran, también ellos querrían mamadas, tacones altos y teddies de Janet Reger.
este tipo del mono del ejército se me acercó y me dijo, "ahora ha pasado lo de Kennedy, tendrás algo de qué escribir". se dice escritor, ¿por qué no escribe él sobre ese asunto? siempre tengo que recoger sus mierdas y metérselas en un saquito literario. creo que ya tenemos bastantes especialistas en el caso... ésta es la década de eso: la Década de los Especialistas y la Década de los Asesinos, y ninguno de ellos vale un cerote de perro cristalizado. el principal problema de una cosa como el último asesinato es que no sólo perdemos a un hombre de cierto mérito, sino que perdemos también beneficios políticos, espirituales y sociales, y esas cosas existen , auqneu parezcan tan altisonantes. lo que quiero decir es que en una crisis de asesinato las fuerzas reaccionarias y antihumanas tiendne a solidificar sus prejuicios y a utilizar todas las brechas como medios de echar a la Libertad natural del jodido taburete del final de la barra. no quiero presumir demasiado de estar ac...

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